Las Amigas de la Rosa roja
Cada memoria se debe recordar
para jamás ser olvidada. ¿Pero qué ocurre cuando un hecho te carcome tanto el
cerebro que deseas encerrarlo en lo más oscuro de tu memoria? En resumen, ¿Qué
ocurre cuando evitas recordar..?
Sabes algo, el amor es un
sentimiento a veces tan puro como aquel viento que sopla durante el transcurso
de los días… Pero es tan frágil que al más mínimo descuido, se puede apagar
como la llama de una vela…
Un niño muchas veces no sabe lo
que el amor puede llegar a provocar en la vida de una persona. Es feliz al ser
ignorante completamente del hecho que la locura y el amor muchas veces pueden
ir de la mano…
Alicia, lamentablemente no tuvo
esa misma suerte. Desde pequeña conoció el lado oscuro de un amor toxico. Un
simple juego de niños para muchos; para ella un recuerdo hacia una promesa que
jamás debió hacer.
Al ser adoptada por un
trastornado y pobre granjero, la falta de una figura paternal fuerte era lo que
más falta le hacía, en su lugar debía vestir los ropajes sucios que aquel
hombre le daba; ropajes que por cierto, pertenecían a su, hace poco, difunto
hijo. La chiquilla veía en silencio como el granjero, que solo conocía como
Henry, se lamentaba todas las noches por esta perdida. Solo para que al día
siguiente regresara como si nada llamando a la pequeña Alicia igual que su
hijo: Joshua.
La niña no podía hacer mucho,
comían muy de vez en cuando, pues un pobre trabajo como lo era ser cultivador
de guisantes no daba muy buenos recursos… Y las veces que no se hallaba absorta
en sus pensamientos confinada en su cuarto, tenía que oír las perturbadoras
historias que el hombre le contaba todas las noches. Aun se acuerda de una, “La princesa Harapienta”, que decía así:
«Érase una vez una joven que cosía
harapos día si día no. Sus padres habían muerto hace poco... Y la
pobre chica se hallaba a merced de su madrastra y sus dos hijas. El hedor de
los harapos se le impregnaba en la ropa haciéndola blanco del desprecio
ajeno y cercano. Sus hermanas sin embargo siempre vestían hermosos
vestidos intentando conquistar a los galanes del pueblo. La joven se
moría de envidia cada vez que las veía. Un día una hada madrina se le
apareció a la chiquilla y le dijo.
-¡Cósete un vestido gris ceniza y vete al baile con tus hermanastras!
-¡Cósete un vestido gris ceniza y vete al baile con tus hermanastras!
La joven cosió día y noche los harapos llenos
de hollín y así se convirtió en la princesa harapienta. Una princesa
realmente maloliente. Tanto fue así que su hedor impregnó toda la
ciudad. Nunca dejarían entrar al baile a una chica que oliera tan
mal. En eso a su lado vio entrar a la princesa de harapos, y entonces
dijo.
-¡Haré que esa chica se ponga este horrible vestido!
Y así la princesa harapienta y la chica del
vestido de harapos se hicieron muy buenas amigas».
La
jovencita no entendía las razones detrás de estos hilarantes textos. ¿Lo hacía
con la intención de ayudarla a dormir? Pues si así era, había conseguido el
resultado contrario. Pues todas las noches era lo mismo. Siempre con una
historia que te carcomía las ideas toda la noche. Afortunadamente al ser poca la
actividad prevista durante el día, podía conciliar aquel sueño que
inevitablemente por más asustada que estaba llegaba al cuerpo. Creería uno al
ver semejante panorama que no había salida favorable para la joven Alicia. Pero
digamos que a veces, por mero azar de la vida. Sin siquiera darnos cuenta las
cosas pueden cambiar.
En
aquel cuarto testigo de una vida gris y apagada el único rayo de luz visible
era aquel que podía verse a través de una pequeña ventana. Te preguntas ¿Porque
a la niña nunca se le ocurrió escapar por ahí?
Pues
la respuesta a esa incógnita es muy simple. Aquel tragaluz se hallaba en un
lugar demasiado alto como para que ella lo alcanzara. En su cuarto no habían
sillas, y de hecho nada salvo su sucia cama, la cual no contaba con la altura
suficiente como para representar una ayuda…
Pasadas
varias semanas bajo el mismo cuento. Finalmente un hecho cambio, y ella lo pudo
ver a través de esa pequeña ventana. Como un fantasma al otro lado de la pared,
en el exterior, logro ver la figura de otra niña. Creyó por un momento estar
soñando, pero aquella silueta se acercaba cada vez más hacia su ventana. Hasta
que finalmente logro ver su rostro claramente. Una pequeña niña como ella, de
ojos verdes y cabellos dorados como caídos del mismo sol…
No
se sabe muy bien cómo, ni cuando precisamente. Pero no paso mucho tiempo hasta
que a una de las dos se le ocurriera la idea de pasarse cartas, claro que nunca
se explicó cómo fue que esto pudo ser posible…
Pero
lo importante es que luego de semanas de este intercambio no verbal entre ambas,
finalmente la nueva amiga de Alicia, Jennifer, se decidió ayudarla a escapar.
Sabía
perfectamente cuando y donde debía hacerlo, pues Alicia le había revelado los
momentos exactos cuando Henry se iba por los campos a cultivar su único sustento
de vida, para que de esta forma no las descubrieran en pleno acto de
intercambio textual… Le confeso su intención a la jovencita atrapada en aquel
cuarto, pero no le revelo su brillante plan. Dejándola con muchas dudas sobre
aquel atrevimiento. Pero finalmente no era mucho lo que podía hacer para
detenerla; después de todo la atrapada era ella.
El día de ejecución llegó
finalmente… La pequeña niña ciertamente, pese a verte comentado que poseía un
gran plan, no lo tuvo realmente difícil para liberar a su amiga. De hecho fue
ridículamente sencillo, igual normal si hablamos que su captor era un hombre
solitario, depresivo y que nunca había recibido educación formal.
Suma a todo esto el hecho de
que en todos esos años nunca se había acercado ni un alma a esos terrenos. Y
tenemos como resultado una casa sin mayor seguridad que un pequeño cerrojo en
la parte exterior de la habitación de Alicia. Al conocer bien los horarios,
solo tuvo que entrar, abrir la puerta de su amiga y salir como si nada hubiera
pasado. Te dije que para algunos podía parecerles todo esto un juego infantil…
Tras finalizar el tan ansiado
escape ambas amigas hicieron un intercambio, símbolo de esta nueva relación.
Jennifer le dio a Alicia su broche de Rosas, y ella a cambio quería el peluche
que Henry le había dado como única compañía en esas largas noches… Fue entonces
que se hicieron la promesa.
«Te prometo amor eterno, para siempre y por
siempre, soy tuya»
Historia inspirada en Rule of rose. Denle amor.
ResponderEliminar