¿QUE PASO?


Nos separaron, nunca conocí a mi verdadera madre; o bueno, si la conocí, pero era demasiado joven como para siquiera recordar su nombre, sin embargo su figura no paro de perseguirme el resto de mis días... Bastaba con ver la felicidad en la cara de otro, verlo estar con sus padres, para que mi situación me golpeara en la cara. Pero no te sientas mal por mí, dentro de lo que cabe me ha ido muy bien. No tuve una madre biológica presente, más allá de lo que mis recuerdos dictaban, pero Urma, una abuela de la zona se encargó de mi cuidado. Era una rompe huesos, y con esto quiero decir que era capaz de trabajar hasta el último rayo de sol, maltratando su ya deteriorado cuerpo. Por lo que muy pronto comencé a ayudarla, y ella a cambio, velaba por mi seguridad y cuidados, sin contar con que hizo hasta lo imposible por darme la mejor educación... Nunca fui un chico problemático, nunca anduve en pandillas, nunca asalte a nadie, nunca probé las drogas, exceptuando la ya típica y normalizada marihuana, que no paso a mas, quedándose como una travesura de adolescentes... 

Estaba decidido a darlo todo en esta vida, para que esa señora que con el esfuerzo de sus huesos me había criado, se sintiera orgullosa del resultado... Aun pensaba en mi madre seguido, era cierto, pero ya no con un aura de falta o envidia al ver a los otros niños, si no que ahora la lupa apuntaba a un deseo de curiosidad y respuestas que quería saciar después de tantos años...

Pronto la escuela acabaría, sabía que no llegaría a la universidad por medios fáciles, pero bueno, nada en mi vida lo había sido, estaba acostumbrado al esfuerzo, fue de los mejores valores que Urma me inculco. Por lo que desde antes de salir comencé ahorrar con trabajos de medio tiempo, mientras mi vieja ahorraba lo suyo para ayudarme en mi odisea de llegar a la universidad... Hacia unos años otra familia se había mudado a un par de casas más abajo de la nuestra, y siempre era para mí un deleite ver a la joven Sophia, removerse los flequillos de su cabello o camino al colegio, que por mala suerte fue diferente al mío... Pero dios, era tan hermosa... Soñaba con ella por las noches, sin llegar al grado de obsesionarme, pues si algo había aprendido en la vida, era la idea clara de no perseguir esperanzas vagas, y concentrarme en la realidad, la cual dictaba que muy difícilmente una chica como ella iba a fijarme en un vecino de su misma edad. Después de todo, para mí era casi un hecho de que las chicas siempre ven a los tipos más grandes.

Pero todo cambio esa oscura noche de miércoles. Toda la cuadra se hallaba despierta por los gritos de miedo que al unísono inundaron toda la calle. El punto de inicio no se me pasó desapercibido, y es que no pudo ser otro que la casa de Sophia, ¿qué ocurría?

¿Un asalto, un accidente doméstico, problemas familiares? Mi mente evitaba articular la idea que para el resto tenía más sentido, debido a la magnitud de los griteríos. No, no pudo ser un homicidio... imposible que eso les halla pasado a una familia como ellos, que apenas y si tenían cosas que ofrecer. Urma, por otro lado, se hallaba dormida como tronco, pues a su edad, y luego del arduo trabajo, lo que más atesoraba era los momentos en que podía dormir con tranquilidad... No me preguntes porque, o que pensaba hacer, pero en cuanto los gritos se acallaron, agarre uno de mis chalecos y me apersone raudo a la casa de Sophia. Fueron varios los vecinos que se hallaban en la calle con los pijamas puestos, mientras otros llamaban a los carabineros. Ni siquiera me digne a tocar la puerta, como un reflejo llegue y abrí el inmueble, solo para ver los cadáveres destrozados de los padres... con sangre regando todo el piso y las paredes...

¿Y SOPHIA?. Pensé al segundo, teniendo que armarme de un valor que no tenía, para adentrarme al domicilio y poder buscarla, grite su nombre, arriesgándome a que los perpetradores siguieran ahí metidos, hasta que finalmente la encontré acurrucada en el closet en posición fetal... Me miro con ojos de circunstancia, esperando que le hiciera lo mismo que vio le hacían a sus padres, pero en cuanto me reconoció se lanzó a mis brazos desesperada por llorar, llorar como si no hubiese un mañana. 

Los carabineros y la policía de investigaciones pronto llego al lugar, solo para comenzar a repetir la misma pregunta.


¿QUE PASO?

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