Visiones



Paulo era un solitario y retraído chico, que pese a todo no podía escapar de su incesante depresión. Y es una pena, pues él tenía muchas cosas que cualquiera mataría por obtener: era inteligente, sabía dibujar, le encantaba  escribir y leer y pese a todo tenía una familia que lo amaba de sobremanera.

Pero ya sabrás tu cuando simplemente sientes que no es suficiente... Su vida seguía lo mejor que se podría esperar. Era hijo único... Pero al cabo de un tiempo, y de la mano con su anímica situación, desarrollo trastornos de sueño. No solo no podía dormir, si no que cuando finalmente lo hacía sufría pesadillas o más específicamente terrores nocturnos. Pobre muchacho, quería mandar todo al diablo, no conforme con tener estos pensamientos desmotivadores ahora no podía ni pegar lo ojos... Ya sabrás tu que esto no hizo sino que empeorar su autoestima.

Los padres estaban muy preocupados. Su retoño estaba atravesando un momento, más que complicado peligroso, pues ellos siempre prevenían lo peor...

Lo cierto es que lo internaron con un Psicólogo, el muchacho no sabía muy bien en que lo iba a ayudar... Sufría depresión, estaba en tratamiento, pero ahora él quería acabar con sus amargos sueños... Un doctor, médico creía él que necesitaba, no un Psicólogo... En fin, tampoco es que estuviera en mucha posición de quejarse, solo quería una solución rápida.

Fue en estas sesiones que el muchacho habló sobre lo que soñaba en aquellas horribles noches.

Se despertaba en un lugar que parecía ser el living de su casa. Pero era errático; las paredes eran oscuras, el lugar tenía un ambiente lúgubre, y el caminaba y caminaba por todo el interior... Y mientras esto ocurría visiones horribles se le aparecían en las habitaciones, como esos screamers que ves en las películas pero él los veía como si fueran reales, caras desfiguradas, mujeres con el cuerpo ensangrentado, etc... Todos sus sentidos se encendían en aquellos momentos, y pese al miedo que él decía sentir no era capaz de despertarse... No era sino,  después de recorrer todo la estructura, que se atrevía a despertar, no sin antes encontrarse con un sudor frío en el cuerpo, y sus padres preocupados, alarmados por sus desgarradores gritos.

Al cabo de dos semanas el chiquillo perdió todas las esperanzas que en un principio la terapia le había dado. Ya no funcionaba, era como si su cerebro hubiera desarrollado una inmunidad ante estas sesiones. Y su depresión se lo hizo notar, y esta vez volvió con mayor fuerza... Esto llegó a tal extremo que ya pasados otros varios meses intentó en más de una ocasión suicidarse...

Los padres para esas alturas estaban dispuestos a todo... Pese al poco (por no decir nulo) avance que había obtenido el joven con sus idas al psicólogo, la esperanza a que un milagro callera los mantenía férreos en su disposición de seguir enviándolo, por más alegatos que él diera... Por supuesto todo esto lo aderezaban con un sinfín de tratamientos alternativos, una vez habiendo agotado todas las opciones "lógicas".

Buscaron a un curandero, a un sacerdote, hablaron con una gitana, incluso intentaron estudiar el tema por si mismos, debido a una inexistente respuesta de los doctores.

El joven ya ni siquiera parecía ser un ente vivo, estaba completamente ido; llegando hasta el extremo de ya no asistir a las sesiones con el decano. En cuanto sus padres lo depositaban en la puerta, él, con su cara arrugada y los contornos de sus ojos ennegrecidos, debido a la falta de sueño, tomaba la primera oportunidad para irse, ¿adonde?, adonde sea, tras esas escapatorias sus pies eran los que dictaban ruta.

Y era gracias a estas caminatas automatizadas, que pudo formular la idea, que para él, suponía una solución total a su calvario... Ese algo, hizo que durante las siguientes semanas su ánimo cambiara, tal vez por tener la certeza que pronto toda esa situación de mierda se terminaría...

Sus padres estaban encantados, no sabían cuál de todos los rituales había servido para solucionar el problema, pero por lo menos la atmosfera de había calmado, haciendo que finalmente pudieran tener el respiro que necesitaban... Mientras tanto, el joven veía con decisión los cuchillos agolpados detrás de una de las vitrinas de la cocina, eran largos, grandes, y lo más importante para lo que buscaba, muy afilados.

El sueño y la depresión para esas alturas eran lo que menos le importaban, ya que en su ingenuidad y desesperación creía que la solución que había formulado mataría dos pájaros de un tiro, pues pensaba de que si recuperaba ese preciado sueño que le habían robado aquellas visiones, la depresión se le uniría en la salida tomada de la mano...

Todo estaba planeado, listo para el acto que hacía semanas lo había mantenido pletórico, cada mañana, tarde y noche en la que tuvo la oportunidad, y la libertad suficiente para hacer sus cálculos, las aprovecho, en pos de su cometido... Por lo que sabía, con una precisión meridiana, cuanto les tomaría a sus padres subir desde cualquier lugar del primer piso, hasta llegar a su habitación. Los cuchillos habían sido sustraídos sin que se dieran cuenta, quizá por el hecho de que se hallaban guardados y sus padres no eran muy cuidadosos con el cuidado de esas cosas pese a la situación.

Había buscado en internet diferentes guías que lo ayudaran a no sufrir tanto durante el procedimiento, por más ridícula que pareciera la idea de no sufrir con la acción que buscaba. Pese a esto pronto su barra de búsquedas en el ordenador se hallaba plagada de cosas como "como anestesias partes del cuerpo", "como cortarse anestesiar partes del rostro", etc... Pese a su insistencia lo poco que conseguía eran páginas de Yahoo! respuestas, ya de bastantes años que le daban en su mayoría la mismas respuestas, que era imposible, una locura intentarlo, o se resignaban a dar nombres tan comunes como lo son, por ejemplo el cloroformo, pero dado que nadie tiene eso en su casa porque si, se resignó a abrazar ese dolor que sabía le iba a llegar.

Estaba nervioso pese a todo el gozo que esperaba conseguir de aquel acto la sola idea de arrancarse los ojos no era un motivo para relajarse, repaso por última vez los preparativos, espero a que sus padres se juntaran en alguna de las habitaciones para cerrar cuidadosamente la puerta de su cuarto. La mano le temblaba como un sismo de escala 8, por lo que tuvo que respirar profundo durante algunos segundos para por fin clavarse el cuchillo en el rostro... El dolor pronto se hizo presente, haciendo que un grito impregnara toda la casa, haciendo que sus padres se apersonaran corriendo al cuarto del chico, que rápidamente encontraron sellada desde el otro lado, los golpes fueron insistentes víctimas de la desesperación, pero para esas alturas ya todo era en vano, el muchacho se había desmayado debido al shock y la pérdida de sangre, muriendo poco después camino al hospital, pues tuvieron que derribar la puerta para poder ingresar al cuarto. Fue en ese momento, que el joven entendió porque la gente en internet tomaba todo eso como una locura.

Lo único que pudo darle cierto aire de cordura al acto que el muchacho cometió se encontró poco después en algunos cuadernos que el joven tenía plagados de dibujos, dibujos que en sí, servían más como un testimonio a de sus pesadillas que de un porque ante el acto insano que lo mato.










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